Localidad perfecta para desayunar antes de una ruta de contrastes
Esta excursión parte de la localidad costera de Playa de Santiago, referente económico y poblacional del sur de La Gomera en el pasado por una fábrica de conservas ya cerrada y, en la actualidad, por ubicarse a escasos tres minutos en coche el único aeropuerto y un pequeño puerto con enlaces hacia San Sebastián y Valle Gran Rey. Además, la localidad alberga el célebre hotel Tecina y el único campo de golf de la isla. Por sus restaurantes y tascas, así como por la presencia del Atlántico, resulta ideal para desayunar y coger fuerzas antes de una subida sinuosa y por numerosas curvas, aunque con la certeza de que se visitará un parque nacional único por su bosque de laurisilva, poblaciones con mucho encanto etnográfico y un valle precioso perfecto para un baño final.
Población tradicional ideal para adquirir artesanía
Por una vía en buen estado, pero con inevitables y continuas curvas porque si algo tiene La Gomera es barrancos y un relieve de continuas subidas y bajadas, se llega si se coge a la izquierda hasta el coqueto casco de Alajeró, municipio al que pertenece Puerto de Santiago. Tras pasar por zonas muy bellas por los palmerales y tuneras existentes; la difícil orografía que, sin embargo, el hombre ha domesticado en parte para la agricultura, y con continuas vistas hacia los cauces, se alcanza un pueblo de no más de 2.500 habitantes perfecto también para desayunar si no se ha hecho antes.
Alajeró es ideal para adquirir productos artesanales, miel de palma propia de La Gomera, licores como el guarapo o gomerón y conocer un poco las costumbres del día a día de los residentes, muchos de ellos mayores que se dedicaban a la agricultura. Entre los edificios más relevantes, destaca la iglesia de El Salvador, edificación de piedra que data del siglo XVI, y la ermita de Nuestra Señora la virgen de El Paso. La localidad también cuenta con el único cónico volcánico existente de la isla (Volcán de la Caldera) y el drago de Agalán, de más 400 años y situado en el barranco de Tajonaje. Asimismo, sus acantilados están declarados Sitio de Interés Científico. Eso sí, para disfrutarlos resulta mejor una ruta marítima.
Uno de los mayores reductos de laurisilva del mundo
Desde Alajeró, y si se sigue la vía principal, a la que se unen infinidad de calles igual de sinuosas, se sube hasta el Parque Nacional de Garajonay. Tanta curva, aliviadas por las vistas y la naturaleza casi virgen de la isla, queda compensada de forma sobrada al entrar en uno de los mayores reductos de laurisilva del mundo. Un monte que ocupa gran parte del centro de la isla y cuyo nombre responde a una bella leyenda guanche sobre el amor imposible de la princesa aborigen local Gara y Jonay, de Tenerife. Una especie de Romeo y Julieta previo a Shakespeare.
Aunque la ruta pasa solo por parte del parque, una pequeña incursión a la derecha lleva hasta el Monte del Cedro, donde parece que se han refugiado todos los duendes y hadas de buena parte del hemisferio Norte. Su riachuelo y afluentes, sus especies endémicas, el verde profundo y ese aire mágico convierten el desvío en algo muy recomendable s se cuenta con tiempo. De lo contrario, la ruta muestra lo suficiente de Garajonay como para no parar un rato en cualquier descanso a la derecha o izquierda y respirar aire limpio.
Referente de la cerámica aborigen cuyas técnicas se conservan
Su propio nombre resume lo que es en buena parte La Gomera: “Tierra de palmeras”. El pueblo de Chipude, con las poblaciones cercanas de El Cercado, Temocodá, La Dama o Erque, es una parada obligada por ser referente de la prestigiosa cerámica local, famosa desde los guanches. De hecho, aún se conservan las técnicas precoloniales. El lugar también es ideal para adquirir otros productos artesanales, así como para gomero tomar algo en sus bares.
Chipude suele disfrutar del sol y está coronado por una famosa montaña llamada Fortaleza (a 1.243 metros del nivel del mar) en la que, en 1973, se hallaron importantes restos arqueológicos. Entre sus rincones más entrañables y visitados destaca la ermita de San Nicolás de Tolentino, una coqueta construcción con plaza en la que se celebran una conocidas fiestas durante el mes de agosto. Esta ermita se erigió en 1515.
Referente de la cerámica aborigen cuyas técnicas se conservan
Antes de llegar al destino, la ruta vuelve hacia el interior de la isla para dar una vuelta necesaria y pasar por localidades como Las Hayas o Arure, también dignas de una parada, una compra, un refresco o un simple descanso. Como hasta ahora, las curvas resultan inevitables, aunque el paisaje sigue compensándolo de sobra. Se llega así hasta el Lomo del Balo, que marca el descenso hacia uno de los enclaves más hermosos de las Islas Canarias (Valle Gran Rey), cuyas primeras vistas impactan. En esta zona inicial, los palmerales se multiplican, las terrazas agrícolas parecen clonarse y las primeras poblaciones, como El Hornillo o Lomo del Moral, confirman que se entra en un sitio especial.
El descenso resulta relajante y recto en comparación con lo anterior. Con la vista oceánica siempre en el horizonte entre las dos grandes cordilleras del barranco, se va conociendo la parte agrícola de un valle convertido desde hace muchas décadas en referente turístico por su garantía de sol, contrastes y servicios. Tras atravesar o pasar cerca de zonas como Chele, Los Granados o la Casa de la Seda, se alcanza lo que casi parece la desembocadura de un río, en el área conocida como La Calera.
Desde aquí, la elección ha de ser según los gustos: a la derecha, se sitúa una zona muy turística, con alojamientos diversos y tascas, si bien lo que más destaca es la playa del Inglés, mito hippie y alternativo desde los años 70 del siglo XX, de fina arena volcánica y mejores puestas de sol. Si se toma la vía de la izquierda y aunque en frente también se dispone de tramos de otra playa muy frecuentada, se accede a la zona del puerto y de otra pequeña playa. Antes, se pasa también por el famoso Charco del Conde, ideal para el disfrute de los niños. En definitiva, una amplia oferta de baño en un lugar que, pese a su relevancia turística, aún conserva su sabor pesquero, por lo que, y aparte de un refrescante chapuzón que compense las curvas previas, qué mejor que un buen
- Never leave waste of any type lying around, including cigarette butts. Leftover food leads to a proliferation of rats and wild cats, which pose a serious threat to the fauna.
- Use the waste- paper baskets and, insofar as possible, separate and place your recycling waste in the appropriate containers.
- Do not throw any waste or other objects into the sea.
- Respect the animals. Do not bother them or feed them. If you see an injured specimen, you can call the emergency number: 112. Do not pick flowers or plants.
- Do not pick up or take away stones or any other item from the natural environment. And do not move them to pile them up into sadly famous 'towers'.
- In natural spaces and at viewpoints, do not leave the trail or the spaces designated for people to be in.
- Respect and look after the area's historic and cultural heritage, along with the public furniture and items for visitors, such as information panels or telescopes and binoculars.
- Drive carefully and responsibly.